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Bachiller Loyola (1974), Economia (Unphu,1980-Ms Ohio State,1989), Derecho (UTE, 2018). Experiencia laboral en bancos múltiples (BHD, Reservas, Global, Activo); Entidades Reguladoras (Banco Central, Superintendencia de Valores); Consultor, investigador y editor económico en entidades públicas, asociaciones empresariales y centros de investigación (Ministerio de Hacienda, Dirección General Crédito Público, Ministerio Relaciones Exteriores, ANJE, UNE y Fundación Economía y Desarrollo; Articulista prensa nacional (Hoy, El Siglo, Listín Diario y Acento).

jueves, 10 de mayo de 2012

Payola, autodefensa barrial y Claudio Caamaño - Acento

Payola, autodefensa barrial y Claudio Caamaño - Acento

Payola musical.

Leí una reseña periodística de una obra sobre este tema, puesta a circular en la pasada Feria del Libro. Luce que no trae nada nuevo. La misma queja contra la ilegalidad de la práctica, el alegado abuso que representa contra los artistas y propuestas de nuevas leyes y penas para erradicarla. Otro autor confundido por no partir de estos puntos elementales.

Los cantantes de todos los géneros, solistas o en frente de combo, ejercen una profesión con fines de lucro. Sus discos salen al mercado con derechos de autor, para ser vendidos con beneficios económicos, y tienen una protección legal generosa para disfrutar la exclusividad de sus creaciones. No sacan producciones que sean de "dominio público", disponibles para ser utilizadas o comercializadas libremente por quien se interese. En consecuencia, no tienen derecho a ser favorecidos con publicidad gratis en emisoras de radio privadas, donde la norma es cobrar a todo el que quiere anunciar su oferta de bienes o servicios.
El reconocimiento de la payola como un contrato voluntario, similar al de la publicidad radial, a quien primero beneficia es a los artistas emergentes que, actualmente, pagan por sonar. Esta inversión en su futuro económico tienen que hacerla ahora en la sombra de la ilegalidad, en efectivo, sin recurso por incumplimiento de lo pactado y con la percepción equivocada de que se le vulnera un derecho. Quien percibe el pago le cotiza sobre lo que sería el precio en una transacción legal, por lo menos tres primas: a) Una, bien justificada, por la arrogancia del cantante que se cree con derecho a ser escuchado gratis por las masas, algo que, a propósito, a nadie se le ocurre invocar para poetas o novelistas; b) añade también un porcentaje por el estigma o descrédito público que le cae por participar en una transacción donde el cantante se percibe como víctima; y c) sube otro módico por ciento para enfrentar riesgos de una demanda legal, o como seguro de lucro cesante por el despido o clausura del espacio, que podría provocar ser denunciado o descubierto.



Estas tres primas por riesgo económico y moral no existen en los contratos de publicidad que libremente pactan las emisoras con empresas de todo tipo y tamaño. De ahí la diversidad de ofertas a la que se ajustan sus clientes, de acuerdo a sus presupuestos o metas inmediatas de ventas. Si a los dueños de emisoras se les permite operar con la payola de manera similar a la publicidad, veremos que es posible lograr con los micro, pequeños o medianos empresarios que cantan y bailan, la misma armonía contractual que hoy tienen con los que venden zapatos, reparan celulares o pegan cabello postizo.

Autodefensa barrial. Saludamos a la Junta de Vecinos de Costa Verde por concluir la unificación de su sector en la lucha preventiva contra la delincuencia. Están casi listos los trabajos que permitirán a esta comunidad de clase media controlar el acceso al residencial. Los dueños contarán con tarjetas electrónicas y los visitantes tendrán que identificarse. A todas horas, vigilancia con cámaras de seguridad y guardianes privados en algunos puntos estratégicos, como el maleconcito que ahora podrán disfrutar en paz y de frente al mar. La asignación por vivienda para cubrir el presupuesto fue un pago inicial, y único, equivalente a la mitad del salario mínimo mensual vigente para las compañías de seguridad privadas. El pago mensual, aproximadamente diez pesos diarios, similar a la propina mínima por diligencia que dan a los delivery de los colmados del sector. Ahí tienen la fórmula para acabar con los depredadores motorizados que azotan impunemente su sector, como lo hizo hace tiempo el Residencial Villa Claudia. Intenten copiarlos, no hay que pagar patente.


 Claudio Caamaño. Tuve la oportunidad de saludar recientemente a este valiente dominicano, antes que la violencia asesina cegara la vida de su hijo y sufriera el despojo de parte de sus tierras por una entidad gubernamental. Dos golpes terribles y dolorosos, recompensa ingrata para un bravo luchador por ideales de justicia social y equidad. Expresamos solidaridad con su ejemplar defensa de la vida y la propiedad privada, digna de imitar por quienes desean una sociedad libre de violencia y abusos de poder.

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