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Bachiller Loyola (1974), Economia (Unphu,1980-Ms Ohio State,1989), Derecho (UTE, 2018). Experiencia laboral en bancos múltiples (BHD, Reservas, Global, Activo); Entidades Reguladoras (Banco Central, Superintendencia de Valores); Consultor, investigador y editor económico en entidades públicas, asociaciones empresariales y centros de investigación (Ministerio de Hacienda, Dirección General Crédito Público, Ministerio Relaciones Exteriores, ANJE, UNE y Fundación Economía y Desarrollo; Articulista prensa nacional (Hoy, El Siglo, Listín Diario y Acento).

sábado, 7 de abril de 2012

Recuerdos de liberalismo en Semana Santa

Asistencialismo, deudas y Escolásticos en la Semana Mayor
 
En las semanas santas de los tiempos inquietos y sanos de la defensa de la filosofía liberal, se ambientaban los mensajes a la época.  El “Himno al Estado Benefactor” es un buen ejemplo. No recuerdo de dónde provino, o si algo añadimos o modificamos, a este texto que tan bien retrata lo que pasa en sistemas socialistas y sociedades con alta intervención estatal.  

“El gobierno es mi pastor, por tanto no necesito trabajar.  El me permite conseguir sin mi  esfuerzo un gran trabajo. Me mantiene trabajando en factorías inoperantes y destruye mi iniciativa. Me guía hacia una vida parasitaria por razones políticas.  Y, a pesar de que camino por el valle de la holgazanería y déficits fiscales, no siento miedo porque el gobierno está conmigo. El prepara una utopía económica para mí, expropiando las ganancias de mis propios nietos. Me llena la cabeza con falsa seguridad, mi ineficiencia se desborda. De seguro el gobierno tomará cuidado de mí todos los días de mi vida y habitaré para siempre en un paraíso de tontos.”

Lo publicamos en “La Gráfica del Día”, Lunes Santo del 90, en la sección económica de un importante diario matutino, en el tiempo que se aceleraba el derrumbe por implosión del socialismo.  Hoy, lamentablemente, sus letras siguen teniendo actualidad para describir el fracaso de estados asistencialistas en los cinco continentes.



En la Semana Mayor también se dejaban descansar los números, tasas de crecimiento y ranking en tal o cual variable.  José, mira que viga mandó Luis Manuel. Los atrasos de Balaguer en la deuda externa, factura que no lee no paga. Quiere que lo ayudemos porque el Central está sólo en el afán de que el gobierno se ponga al día.”  Preparé gráfico de barras, fondo rojo para multilaterales, bilaterales de amarillo y de azul los acreedores privados.  Identificados montos de atraso y acreedores, para una gráfica que saldría el Miércoles Santo, nada mejor que ceder a  Eclesiástico 29 el espacio para el comentario:

“Quien presta al prójimo hace obra de misericordia, y quien le sostiene con su mano guarda los mandamientos. Presta al prójimo en su necesidad, y devuelve a tiempo lo prestado. Mantén tu palabra, se fiel con él, y en todas tus necesidades hallarás lo que precisas. Para muchos el préstamo es una ganga, y ponen en aprietos a quien les ayudó. Antes de recibir besan la mano del prójimo, elogian humildes su riqueza; pero a la hora de la devolución dan largas, responden con palabras de excusa y echan la culpa al tiempo.”
Mario Báez, en ese tiempo con la USAID, nos sacó también de apuro en un año donde en Las Siete Palabras no faltarían críticas a la reciente apertura comercial, competencia y mercados libres. Nos presentó a  Donald Street, uno de sus profesores de economía de la Universidad de Auburn.  Especialista en Los Escolásticos, recibimos una cátedra sobre estos  religiosos españoles que fueron precursores más originales y profundos que Adam Smith en establecer los fundamentos de la filosofía liberal.  De ahí surgió, para Jueves Santo,  la gráfica “Los Sacerdotes Escolásticos y el Mercado”, con breves citas escogidas de sus escritos, distribuidas sobre un monasterio y una ilustración de las curvas de oferta y demanda, entre ellas:

P. Luis de Molina (1535-1600): “El justo precio de los bienes depende principalmente de la estimación común de los hombres en cada región. Cuando un bien es vendido en cierta región y a un precio determinado (sin que exista fraude o monopolio), ese precio debe ser considerado como la regla y la medida”.

P. Fernández Navarrete. En 1619: “El origen de la pobreza son los altos impuestos. Por miedo a los colectores de impuestos, los campesinos prefieren abandonar la tierra a soportar sus abusos.”

 P. Domingo de Soto, En 1567: “El interés privado trabaja donde el amor universal falla. Por tanto, los bienes en manos privadas se multiplicarán. De mantenerse en propiedad común, de todos, pasará lo contrario.”

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