Datos personales

Mi foto
Bachiller Loyola (1974), Economia (Unphu,1980-Ms Ohio State,1989), Derecho (UTE, 2018). Experiencia laboral en bancos múltiples (BHD, Reservas, Global, Activo); Entidades Reguladoras (Banco Central, Superintendencia de Valores); Consultor, investigador y editor económico en entidades públicas, asociaciones empresariales y centros de investigación (Ministerio de Hacienda, Dirección General Crédito Público, Ministerio Relaciones Exteriores, ANJE, UNE y Fundación Economía y Desarrollo; Articulista prensa nacional (Hoy, El Siglo, Listín Diario y Acento).

jueves, 15 de marzo de 2012

Rabiosa Delincuencia, Autodefensa Imperiosa - Acento

Si miles de perros rabiosos comienzan a morder personas en todas las ciudades del país, me pregunto si en cada ensanche los ciudadanos van a esperar, pacientes, resignados y confiados, a que aparezcan los empleados del monopolio estatal antirrábico para resolver la situación.
Ancestrales creencias y propaganda contra la autodefensa, personal o contratada privadamente, han ayudado a mantener el derecho exclusivo de la entidad pública para actuar contra los violentos animales. Alega lograr mayor eficiencia (más captura a menor costo), equidad (distribución de agentes y unidades atendiendo variables demográficas), actuar sin discriminación (igualdad castigo sin importar pedigrí) y nada de crueldad en la persecución o reclusión de los callejeros que cuando muerden matan.



Con una invasión perruna cobrando víctimas a "todo lo largo y ancho del territorio nacional", creen que se mantendrán los ciudadanos enclaustrados en sus viviendas hasta que la ONAP acabe de encontrar la remuneración mágica para mover la acción pública. ¡Paciencia que estamos al tris de conseguir la aprobación presupuestaria para el aumento de sueldo que los hará enfrentarse, gallardamente y sin protección, hasta al bravo cenizo, con lucero en la frente, que malogró a Sierva María de Todos los Angeles Casalduero! Pienso que feroces ladridos, gritos desgarradores y velorios que no dan tiempo a lavar la ropa de luto, recordarán que ese rollo salarial cumplió un siglo y tendrá vida eterna. Hasta aquí llegó la idea absurda de que jueces justos, fiscales íntegros, policías insobornables, médicos virtuosos y profesores responsables se consiguen automáticamente por unos cuantos pesos más.

Con canes rabiosos esperando que ponga un pie en la calle, no tomará mucho tiempo a las juntas de vecinos unirse para la autodefensa de su sector, independientemente del nivel de apoyo que puedan recibir de las autoridades. Por la magia de la división del trabajo, propia de la naturaleza humana, veremos al que pueda manipular un arma de defensa como soldado, voluntario y motivado, y otras funciones para vencer los perros distribuidas de acuerdo a la capacidad que tengan los dolientes del problema.

El serrucho de pesos, hoy ya no redimibles en oro, permitirá conseguir los recursos para el combate. Brazos para bloquear entradas, cámaras para vigilar las calles por Internet, raciones alimenticias a vigilantes, consultoría de seguridad y otros recursos o contrataciones están disponibles, o surgirán, en variedad ajustable al ingreso del sector. Esta titánica operación limpieza, rápida y revolucionaria, logra así que la isla amanezca un día llena de barrios con control privado, sin perros rabiosos, en armas contra la delincuencia depredadora y un fervor libertario austríaco.

El freno a la delincuencia requiere participación más activa en la autodefensa y la participación de más agentes y empresas privadas en la seguridad, prevención, investigación u otros aspectos del problema. Esa es la garantía para eliminarla a menor costo económico y conservar, al mismo tiempo, las libertades públicas. Aumentar recursos y poderes de represión a la tradicional estructura pública de combate al crimen, sólo termina con el delincuente cuando se lleva como daño colateral las libertades que, por ejemplo, castraban el SIM y los controles militares de la pasada dictadura. Homicidios y víctimas de robo agravado de parientes de personas conocidas, me obligan a escribir de nuevo sobre este tema tan desgarrador. ¿Hasta cuándo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario