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Bachiller Loyola (1974), Economia (Unphu,1980-Ms Ohio State,1989), Derecho (UTE, 2018). Experiencia laboral en bancos múltiples (BHD, Reservas, Global, Activo); Entidades Reguladoras (Banco Central, Superintendencia de Valores); Consultor, investigador y editor económico en entidades públicas, asociaciones empresariales y centros de investigación (Ministerio de Hacienda, Dirección General Crédito Público, Ministerio Relaciones Exteriores, ANJE, UNE y Fundación Economía y Desarrollo; Articulista prensa nacional (Hoy, El Siglo, Listín Diario y Acento).

jueves, 1 de marzo de 2012

Liberalismo en la Tradición Clásica - Acento


En su libro sobre el liberalismo en la tradición clásica, Von Mises opina que existe un consenso generalizado de que la división del trabajo, o la especialización, es la base de la cooperación humana. Esta hace posible que los recursos para la producción, tierra, trabajo y maquinarias o capital, generen un mayor nivel de producto que lo que se lograría si los individuos actuaran de manera aislada. Este consenso, sin embargo, se rompe a la hora de decidirse entre las dos formas o sistemas de propiedad sobre los medios de producción en que puede darse la cooperación humana. El socialismo propone la propiedad comunitaria; el liberalismo, la propiedad privada. La posición intermedia, en la que los gobiernos tienen propiedad y control regulatorio sobre áreas de la economía, la consideran inestable y con tendencia a moverse cada vez hacia el socialismo.

Para el pensamiento liberal sólo es eficiente y practicable la propiedad privada de los medios de producción. En 1927, en su famoso libro "Socialismo", Von Mises expuso su tesis de que ese sistema estaba destinado al fracaso. Con la propiedad estatal es imposible hacer el cálculo económico de determinar el costo de producción de los bienes y servicios, situación que impide la creación de riqueza y la satisfacción de los consumidores. En economías que operen con la filosofía liberal, en cambio, la propiedad privada es la piedra angular sobre la que se fundamentan o derivan otros principios que permiten el progreso y el bienestar. Por ejemplo, libertad, paz y gobiernos limitados.





Históricamente estas fueron, en diferentes épocas, ideas revolucionarias que enfrentaron fuertes intereses creados. Los beneficios plenos de la división del trabajo, por ejemplo, implican que los factores de producción deben tener libertad para moverse a diferentes usos alternativos. Con esta prédica el liberalismo choca con la producción artesanal, característica de la Edad Media. Estos talleres estaban orientados, principalmente, a suplir la demanda de la nobleza de la región, con una organización basada en maestros y aprendices con prácticas y protección legales al oficio. Esto garantizaba vestidos, calzados y muebles de lujo para la aristocracia, altas remuneraciones para maestros artesanos y estabilidad en las mismas por su control sobre las ganancias y el ascenso de los aprendices. También encuentra oposición esta idea con los propietarios de tierra cuya producción dependía del trabajo de los llamados siervos de la gleba. Estos no podían salir o emigrar de las propiedades, confinamiento que los privaba de utilizar sus habilidades en otros oficios o áreas geográficas.

La oposición del liberalismo a la esclavitud o la servidumbre en que estaba sometida gran parte de la humanidad se fundamentaba, de acuerdo a Mises, en la simple observación de que el trabajo de hombres libres era incomparablemente mucho más productivo y, en consecuencia, más beneficioso para la sociedad en su conjunto. El esclavo o el siervo trabajan tanto como sea necesario para escapar el castigo por no producir lo mínimo que le ordena el capataz. El trabajador libre, sin embargo, sabe que más ingresos recompensarán su mayor esfuerzo.

Los liberales se oponen de manera radical a las guerras, civiles o entre naciones, porque impiden la intensificación progresiva de la división del trabajo, que sólo es posible en una sociedad que tenga la seguridad de una paz duradera. El fantasma de las guerras provoca que regiones o naciones busquen la forma de ser autárquicas, de contar dentro del área que controlan con gran parte de las necesidades cubiertas. Esto genera menos producción que la que se lograría por el intercambio que permite la división del trabajo, a la vez que otorga a los gobiernos poderes sobre la actividad económica que son innecesarios en tiempos de paz.

http://mises.org/liberal.asp

Aquí se descarga gratis el libro, del site del Ludwig Von Mises Institute

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